El Ser y la Poesía

La filosofía no podrá producir un efecto inmediato que cambie el actual estado del mundo. Esto no sólo vale para la filosofía sino para todas las preocupaciones y aspiraciones humanas que estén tan sólo del lado del hombre. Sólo un Dios puede aún salvarnos, no nos queda otra posibilidad que la de preparar en el pensamiento y en la poesía un espacio para la aparición del Dios.

En este párrafo precedente, extraído de la entrevista aparecida en Der Spiegel en 1976, apenas unas semanas después de la muerte de Heidegger, sentimos vibrar todo su pensamiento. Tanto su pesimismo respecto al destino actual del hombre -"pero cuán raramente avanza el hombre hacia la verdad; cuán fácil y rápidamente se entiende con el ente y permanece así expropiado del Ser"-, como su esperanza sobre el posible viraje de ese mismo destino. La esperanza que no está del lado del hombre, sino del de una posibilidad inédita; la posibilidad de un nuevo sentido que no sea imposición de la voluntad ni del cálculo humano -que no sea tautología humana- sino manifestación, dispensación de lo "otro". Eso o ese otro que cifra aquí en la imagen de "un dios"; de aquello, en definitiva, que no es del orden del hacer sino del ser, que no es ni prolongación ni suma, sino salto, acontecer. Eso otro a lo que el hombre, preparatoriamente, debe abrirle espacio, un espacio que no es geográfico sino ontológico, el espacio que el hombre debe "preparar en el pensamiento y en la poesía"; el espacio para la nueva manifestación de un sentido inaugural.

HUGO MUJICA
(2010) La palabra inicial. La mitología del poeta en la obra de Heidegger. Buenos Aires: Biblos.


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